Estamos en Halloween, es tiempo de brujas y espantos, y hay un fantasma que reaparece... Vamos primero a viajar 4 años atrás en el tiempo, cuando el Real Madrid anunció el fichaje de David Beckham. En el Bernabéu se juntó a Casillas, Roberto Carlos, Figo, Zidane, Raúl, Ronaldo… Pocas veces se vieron tantos balones de oro, plata y bronce jugando juntos en un campo que no fuese el de la Playstation. Al inicio fue un sueño hecho realidad para el fanático blanco, y la mayor envidia para el resto del mundo. Al final el mundo reía viendo un chiste ridículo, mientras el fanático merengue lloraba su peor pesadilla. Ayer El AC Milan publicó un comunicado oficial, donde certifican haber adquirido a préstamo la ficha del jugador inglés de parte del Galaxy, desde enero 2009 hasta finales de marzo del mismo año. ¿Déjà vu…? Repasemos la historia un poco para luego analizar.
Florentino Pérez fue comprando cada año a un nuevo “galáctico”, comenzando en el verano 2000 con Luis Figo, fresco balón de oro, y continuó hasta el 2005 cuando compró a Michael Owen (balón de oro 2001). Pero la llegada de Beckham en el verano del 2003 fue el punto de inflexión, el fin del sueño y el inicio de la pesadilla. Y como veremos con detalle, no fue propiamente culpa de la llegada de “goldenballs” (así le dicen en Inglaterra por los pases de oro que es capaz de entregar), más bien fue culpa de las salidas de otros personajes.
El equipo ganó el 29º título de La Liga, y perdió frente a la poderosa Juventus de Lippi en semifinales de la Champions antes de ese verano trágico. Saldo positivo para mí. Pero no para Florentino, quien, en un ataque de locura, tomó las siguientes “geniales” decisiones:
- Cambió al entrenador Vicente del Bosque, bueno en el manejo psicológico de los jugadores, con evidentes resultados positivos hasta el momento y de gran tradición madridista. Trajo en su lugar a Carlos Queiroz, portugués mano derecha de Alex Ferguson en el Manchester United, capaz de hablar diversos idiomas pero absolutamente inexperto manejando esa clase de jugadores. Se demostró incapaz tácticamente ante rivales difíciles. El Real Madrid no es para novatos.
- Decidió dejar ir al gran capitán Fernando Hierro, líder absoluto del equipo, genial tácticamente y con 13 temporadas en el club. Su rendimiento se vio mermado por la vocación ofensiva del equipo y la falta de velocidad en las piernas, natural con su edad a final de carrera, pero… ¿desecharlo como ropa vieja? ¡qué insulto! Mejor hubiese sido sustituirlo paulatinamente con algún defensor más joven (Sergio Ramos), utilizándolo como mentor, una transición natural. Su conocimiento y liderazgo hubiesen sido claves para evitar desastres como el 4-1 sufrido contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán, donde el defensor merengue Rubén dejó el campo llorando.
- Dejó ir a dos jugadores claves dentro del equipo, entre otros. Claude Makelelè era quien ofrecía la cobertura defensiva que le permitía al resto del equipo jugar siempre al ataque. Su ausencia de hecho en la semifinal perdida contra la Juve fue determinante. Y Fernando Morientes, la pareja perfecta para cualquier delantero en el mundo. Con Raúl se entendía de memoria luego de tantos años, y con Ronaldo no tuvo el más mínimo problema. Su aporte desde el banquillo hubiese sido importantísimo en ausencia un titular.
- Por más polémicas que hubiesen sido esas decisiones, se podían remediar sustituyendo correctamente las ausencias. Pero en su lugar Florentino decidió darle espacio a una cantidad exagerada de canteranos en el primer equipo. Sin el equilibrio táctico, el equipo sobrevivió a fuerza de goles mientras los galácticos titulares estuvieron bien físicamente. Pero cada vez que faltaba alguno era sustituido por un canterano que fue siempre superado por el adversario. Para marzo los galácticos estaban ya fundidos, y en la banca había un pre-escolar.
La llegada de Beckham a San Siro entonces se puede ver como el inicio de otra pesadilla. Pero al Milan le basta con no repetir los errores arriba mencionados. En primer lugar, entender que no se deben alterar los equilibrios del equipo por la llegada de una nueva estrella. Los nuevos jugadores se deben acoplar al equipo para mejorarlo, no cambiarlo y perjudicarlo. Por supuesto que la venta de camisetas y la explosión del merchandising será un aliciente demasiado atractivo.
El equipo no debe desprenderse de sus jugadores habituales para poner a los galácticos en el campo. Ese error lo cometió Ancelotti ya al inicio de la temporada con Ronaldinho y Shevchenko, y lo pagó con dos derrotas consecutivas. El equilibrio táctico no debe ser alterado. Beckham no deberá llegar a ser titular en enero, simplemente deberá entrenarse junto al equipo y estar siempre a disposición del entrenador en caso de necesidad. Y la necesidad estoy seguro que aparecerá, pues nunca faltan las ausencias por lesión o suspensión de algún titular cuando se juega cada 3 días.