Mar 15, 2010

MI JUGUETE ROTO

Hola a todos. Ante todo me disculpo por no haber publicado el video de Minuto 101 el viernes pasado, digamos que tuve otras cosas en la mente y no estaba de humor para pensar en la pelota. Los que saben de qué estoy hablando entenderán, y los demás pueden preguntar libremente si así lo desean.

Ahora hablemos de la pelota. Viajemos en el tiempo un poco, 20 años atrás para ser exactos. Era 1990, los muros rojos caían por aquí, el estilo “grunge” se escuchaba por allá, y el mundo de la pelota se lo contendían dos personajes: Diego Armando Maradona al mando de la Albiceleste y el Napoli por un lado, y Arrigo Sacchi al mando del Milan por el otro. Eran más que un jugador y un entrenador, fueron más que dos o tres equipos buenos para recordar… ellos escribieron la historia y cambiaron el deporte.

Uno llegó al sur de Italia con la Copa del Mundo bajo el brazo, fue recibido con emoción y aclamado como el mesías salvador en un Stadio San Paolo repleto. Con el tiempo los resultados dieron razón a tanta algarabía, dejando en la memoria de los napolitanos el recuerdo indeleble de dos Scudettos y una Copa UEFA.

El otro llegó al norte de Italia con un bolígrafo en el bolsillo y un maletín en la mano, navegando en un mar de dudas sobre su capacidad para dirigir un club de fútbol importante gracias a su falta de experiencia y apoyado solamente por el presidente atrevido que lo había puesto al frente de un proyecto tan ambicioso como suicida. Un Scudetto y una Supercoppa italiana el primer año, y luego dos Copas de Europa, dos Copas Intercontinentales y dos Súper Copas Europeas, todas estas en años consecutivos, dieron crédito al riesgo inicial.

Fue ese el inicio de la época dorada de la Serie A. Durante una década completa los clubes italianos dominaron el planeta fútbol disputando todos los títulos y ganando casi la mitad de ellos. En cada rincón de Europa se sentían las rodillas temblar cada vez que uno de los clubes italianos de alta categoría llegaba para disputar un partido europeo, y el viaje a la península era considerado un pasaje gratis al infierno con retorno asegurado.

Todo esto es un cuento de la prehistoria. El último vestigio de aquella época, el último sobreviviente de aquel mito, murió cuando Paolo Maldini se despidió del fútbol en el Artemio Franchi de Firenze el pasado 31 de mayo del 2009. No hubo legado, no queda nada más que recuerdos y memorias. En la actualidad, los que antes eran considerados Reyes de Europa han cambiado la corona por el sombrero juglar y son el hazmerreír del continente, no más que simples bufones disfrazados para entretener al nuevo rey.

Mañana en Stamford Bridge el actual campeón de Italia y líder del campeonato jugará ante el Chelsea, un novato de la élite en Europa. El único italiano en pisar el césped será casualmente el entrenador del club local. Entre los grandes de un tiempo atrás, solo el Inter mantiene un poco de ese estilo italiano de antaño en su juego y es gracias a un entrenador portugués. Mientras tanto, la clasificación europea de la Serie A peligra y es posible y altamente probable que dentro de dos temporadas la Bundesliga se convierta en la tercera fuerza de Europa, relegando al Calcio al cuarto puesto y robándole un cupo en la Champions League. ¿Se dan cuenta que me veo obligado a apoyar al Inter por el bien a futuro de la Serie A?

(arriba: El Napoli de Diego Armando Maradona)

Dejemos por un momento la poesía y el drama y vayamos al punto. Todos vimos la manera en que el Manchester United destrozó y ridiculizó al Milan a lo largo de 180 minutos. La Fiorentina salió del panorama también aunque con algo más de dignidad. Ni hablemos de la Juventus que tanta ilusión me causaba al inicio de temporada y sigue viva de milagro en la Europa League, o la Roma suicida que se tragó 6 goles y quedó fuera del torneo.

Es hora de explicar las razones de la continua humillación que ha sufrido el fútbol italiano en los últimos años. Para empezar consideren esto: el ascenso a la cima de la Premier League ha coincidido con la decadencia de la Serie A; simultáneamente, el ascenso de la selección italiana a la victoria del mundial ha coincidido con la caída en desgracia de la selección inglesa que ni siquiera llegó a la Euro 2008. Mientras que los clubes del Calcio han reaccionado ante esta crisis contratando jugadores y entrenadores extranjeros en la búsqueda de nuevos estilos de juego y mayor calidad para el espectáculo, la selección inglesa acudió a la ayuda del entrenador práctico y pragmático italiano por excelencia, renunciando al espectáculo y el desorden usual en los ingleses. Los resultados de ambos han sido inversamente proporcionales. ¿Coincidencia?

Lo voy a poner en términos más elocuentes y claros: los ingleses estaban podridos entre las mujeres, los reality shows y la indisciplina, pero encontraron la solución en un italiano. Los italianos estaban tranquilos en la cima del mundo y cambiaron sus defensores de cantera por delanteros extranjeros buscando más espectáculo, pero se encuentran ahora ahogados en deudas y se llevan los goles por sacos. ¿Alguien más ve el patrón? ¿Alguien más está pensando lo miso que yo?

Es que es triste verlos quejarse todos los días ante cada derrota en terreno europeo pregonando que los demás lo hacen mejor. Es lo que escribí hace poco en este blog cuando dije que no entendía a los italianos y sus contradicciones. Pues hoy estoy proponiendo una simple solución. La solución a los problemas ha estado siempre aquí, en frente de sus propias narices. Hoy me aferro a mis raíces para hablar como un ítalo-venezolano, uno que adora Italia pero la ve siempre con los ojos del extranjero a pesar de ser un ciudadano de la República presidida por Napolitano.

(arriba: La selección brasileña de Telé Santana en 1982)

La premisa del catenaccio era “si no me anotan no me pueden vencer”. Era esa la regla número uno y funcionó por mucho tiempo. Luego llegó Arrigo Sacchi y la mejoró buscando imitar el fútbol total de la Naranja Mecánica, agregando a la primera regla una segunda “si los presiono se equivocan, y cuando se equivoquen aprovecho y les anoto”. La idea de mezclar ambos estilos dio origen al actual 4-4-2, el caballo de batalla del fútbol moderno. La decadencia actual del fútbol italiano nació con el abandono de ese estilo y las premisas de Sacchi.

Se puede vencer con otros estilos, pero el talento requerido es mayor, y el talento se paga caro. Además, el riesgo es también más alto. El equipo de Sacchi debe ser el ejemplo a seguir nuevamente si el Calcio ha de resurgir. Lo que hizo Spalletti con la Roma fue muy interesante y bonito, pero nunca ganó el Scudetto y se llevó 7 palos del Manchester. Lo que intenta hacer Leonardo es también interesante y bonito, pero se ha tragado 7 goles del Manchester y 6 del Inter esta temporada. Un equipo italiano de antaño podía perder o ganar, pero jamás salía goleado o humillado. Quisieron mejorar un juguete que funcionaba perfectamente y lo terminaron rompiendo.

Sacchi no tenía jugadores bajitos ni ligeros. Todos sus elementos rozaban los 1.80cms y tenían un estado físico excelente. Los defensores hacían llegar el balón rápidamente al área contraria donde esperaban los delanteros, molestando a los rivales que sufrían bastante su presencia. El mediocampo pocas veces intervenía en la creación de las jugadas desde atrás pero presionaba bastante arriba y causaba la constante pérdida de balones a la defensa contraria. Era entonces cuando se creaban las ocasiones de peligro y los partidos terminaban en goleadas. Las características ofensivas del equipo no restaban en las individualidades sino en el trabajo colectivo, conservando una defensa impenetrable.

El actual Barcelona es una evolución muy particular de ese estilo. El Barça presiona alto y recupera bastantes balones cerca del área contraria que luego aprovechan sus atacantes, tal como hizo Messi contra el Valencia. La diferencia es que los muchachos de Guardiola necesitan llevar el balón por el piso hasta llegar al área contraria y eso requiere una cantidad de talento enorme así como también unas características físicas particulares que impiden el juego aéreo o el choque físico, lo que conlleva un mayor riesgo en la zona defensiva. Es por eso que la presencia de Ibra constituye la única alternativa viable al juego bonito de Pep cuando se encuentra las defensas cerradas (como la del Stuttgart), y aunque todos apunten contra el sueco la culpa es realmente del resto del equipo (Pep a la cabeza) por no aprovechar mejor el pelotazo y limitar sus opciones.

(arriba: El Milan invicto de Fabio Capello)

En Italia parece que se enamoraron de Guardiola y Messi, y han empezado una cruzada a la búsqueda de ese estilo. La mitad de los equipos han abandonado el 4-4-2 por un 4-3-3 o un 4-2-3-1 o alguna otra formación que se inclina más al ataque, o eso piensan ellos. Pobres ilusos. Con sus delirios de “jogo bonito” han entrado en un torbellino de atacantes y media puntas que los ha llevado a olvidar de qué pasta están hechos. ¿Quién les dijo que la mejor defensa es el ataque? La cosa es completamente al revés, el mejor ataque es una buena defensa. Depende solamente de cómo y dónde defiendes. Ahí está la clave.

La idea de jugar con un delantero y 3 media puntas para aumentar el espectáculo es genial, así jugó Holanda con Robben, Sneijder, Van Persie y Huntelaar en la Euro 2008. Todo muy bonito, pero la Rusia de Hiddink los re-educó en el arte del contragolpe. De no haber sido por Iniesta, el Chelsea (del mismo Hiddink, que casualidad) hubiese hecho lo mismo con el Barcelona campeón legítimo de todo hace un año. Son tantos los ejemplos y basta con estos recientes para hacer entender mi punto.

Los ingleses han buscado por todos lados nuevas influencias para cambiar su estilo porque el suyo no les ha funcionado. España se hartó se perder en cuartos y adoptaron el estilo brasileño con éxito. Italia se hizo famosa por su estilo porque funcionaba y cambiarlo ha sido el único error. Lo único que deben hacer ahora es regresar a los orígenes, promover los videos del Milan de Sacchi en lugar de la publicidad Nike de Cristiano, Ibra y Fernando Torres; buscar menos el estilo del Barcelona de Guardiola y más el Milan de Capello que logró ganar un Scudetto invicto, el único en más de 100 años de Calcio italiano; mostrar como ejemplo el Inter de Trapattoni que ganó el Scudetto en 1989 contra Sacchi y Maradona en lugar del Brasil del ’82 que jugó bien pero perdió ante la Azzurra.

No quiero ver más goleadas humillantes, no quiero más jogo bonito y no quiero más delanteros. Quiero de vuelta mi antiguo 4-4-2 con muchos defensores toscos pero eficientes acompañados por unos pocos talentosos arriba que la mandan a guardar. Quiero de vuelta las críticas de los ingleses y españoles por la falta de estilo o de atractivo en el fútbol italiano, seguido de un lamento cada vez que se tienen que enfrentar a un autobús frente a la portería, o las quejas de injusticia futbolística cuando pierden por un gol a la contra luego de intentar jugar bonito y atacar durante 80 minutos sin éxito. Quiero ver de nuevo todo aquello que tuve una vez, los títulos en las manos de los victoriosos y la incredulidad en los ojos de los derrotados. Quiero volver a jugar con mi viejo juguete favorito, aquel juguete que hace tiempo está roto.

PD: será una alegría enorme cuando Juan Diego y Elizabeth puedan leer esto y sepan que estaba pensando en ellos al momento de escribirlo. Los espero muchachos.

Respuesta 101: el 23 de febrero del 2005 se jugó la ida de los octavos de final en la UEFA Champions League, donde el Milan derrotó por 0-1 al Manchester United en Old Trafford con un gol de Hernán Crespo, ganando por el mismo resultado (y gracias al mismo goleador) el partido de vuelta y llegando eventualmente a la final ante el Liverpool donde todos sabemos que cometieron el Harakiri más grande en la historia del torneo.

Trivia 101: desde la llegada de Roman Abramovich al Chelsea durante el verano del 2003 el club londinense ha disfrutado de sus mejores épocas a nivel deportivo, especialmente luego de integrar un año después al portugués José Mourinho como entrenador, logrando dos campeonatos consecutivos en la Premier. A pesar de no haber levantado nuevamente la Orejona, Mou dejó un legado importante en dicho torneo que aun se mantiene vivo porque hace 3 años que el Chelsea no pierde un partido de Champions en casa. ¿Cuál fue el último club que derrotó al Chelsea en Stamford Bridge en un partido de Champions League?

1 comment:

Rubs said...

ehhhm Barcelona 8vos de final Champions 06??