Aug 3, 2009

TEMPLOS DEL FÚTBOL

Llegamos al mes de agosto y ya estoy en Catalunya. La ciudad condal está caliente, con un par de nubes que vienen y van, dejando casi siempre el cielo despejado. El sol no para de brillar por aquí y el aroma del mar se riega por todas partes. Sinceramente, ¡alguien que me explique por favor qué hago frente a una computadora en lugar de estar echado en la playa!

De todos modos no la estoy pasando mal. Anoche tuve la oportunidad de ver el partido de inauguración del nuevo estadio del Real Club de Fútbol Espanyol. La estructura actualmente se denomina “Estadio Cornellà-El Prat” debido a que se encuentra justo entre las zonas de “Cornellà de Llobregat” y “El Prat de Llobregat” de la región catalana. Por ahí salió anoche el comentario de Alfredo Relaño, director de la revista AS, con la sugerencia de llamarlo “Estadio Ricardo Zamora” en honor al mítico portero español, el mismo que le da nombre al premio otorgado al portero menos goleado cada temporada en La Liga.

Zamora fue jugador del Madrid (jugó 6 temporadas) y del Barça también (solo dos temporadas), pero primero fue en las filas del Espanyol donde se hizo grande en sus 10 temporadas de blanquiazul. No me parece descabellada la idea de Relaño, sinceramente. Sería otro justo reconocimiento a una leyenda del club periquito y del fútbol español.

Durante el partido las cámaras mostraron constantemente las afueras del estadio; su estructura y diseño emulan completamente el estilo inglés moderno, tanto la parte externa como la interna. Es realmente un espectáculo verlo por las noches con todas las luces encendidas adornando la oscuridad.

Con esta nueva construcción el club Espanyol se muda del antiguo estadio Montjuïc donde jugó durante años como turista en su propia casa, y ahora posee nuevamente una casa propia que reúne las características necesarias para competir en el actual mundo del marketing: capacidad para 40.500 asientos, estacionamiento de fácil acceso para 3.278 plazas, centro comercial adjunto, placas fotovoltaicas en la cubierta para calentar el césped en invierno, accesibilidad para personas con movilidad reducida e incluso espacio memorial para restos funerarios. En palabras típicas de mi país, el estadio viene “con todos los juguetes”.

(arriba: Estadi Olimpic Lluís Companys de Montjuïc. Construido en 1927 y remodelado en 1989 para los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92. Tiene 5 estrellas UEFA y capacidad para 55.926 asientos)

Debería mencionar, antes de seguir hablando del estadio, que el partido fue buenísimo. Los de casa presentaron su nuevo estadio y la nueva plantilla a la afición de la mejor manera, derrotando al Liverpool de Rafa Benítez con un 3-0 que no dejó dudas. Los del Merseyside jugaron con el equipo titular pero les faltó la usual actitud guerrera que les conozco; no sé si fue simplemente una noche de entrenamiento sin ganas para ellos o les faltó el calor de su público porque no escuché el “You’ll never walk alone” durante todo el juego, y eso es una novedad para mí.

En fin, de vuelta a lo que me interesa. El Espanyol tiene su nuevo estadio de propiedad, evaluado con 4 estrellas según la UEFA (mínimo una, máximo 5 estrellas), y pronto empezarán a disfrutar de los beneficios económicos: abonados, ventas de camisetas y otros productos o la simple promoción de la imagen del club a través de la TV. Todo esto se debería traducir en ventajas deportivas si los directivos usan correctamente los fondos del club. Esta ha sido parte de la clave para explicar el éxito que han tenido los clubes ingleses durante los últimos 5 años.

(abajo: Stadio Olimpico di Roma. Construido en 1937; remodelado en 1953; 1960 para los juegos Olímpicos Roma ’60; 1989 para la Copa del Mundo FIFA Italia ’90; y 2008 para la final de la UEFA Champions League 2009. Posee actualmente 5 estrellas UEFA y capacidad para 72.700 asientos)

Con mayores ingresos se pueden hacer mejores inversiones en la estructura de la sociedad deportiva, y el estadio es una enorme fuente de ingresos. Esta es una información que todo el mundo conoce, pero no es fácil para todos hacer lo mismo. Quizás el Espanyol pudo renunciar fácilmente a Montjuïc sin llanto ni nostalgia, ¿pero podrían hacer lo mismo los equipos de las ciudades de Milano o Roma? ¿Cómo haces para renunciar al Olímpico de Roma o al Giuseppe Meazza de San Siro?

Estamos hablando de templos del fútbol, lugares sagrados donde se han escrito páginas de la historia del deporte, de las que inmortalizan épocas y crean leyendas. Actualmente, tanto AC Milan como Inter Milan deben compartir el estadio de San Siro para todas las competiciones donde participan. El estadio pertenece al Comune di Milano (Alcaldía) y los clubes tienen un contrato de alquiler para los partidos, debiendo pagar una tarifa de impuestos, mantenimiento del césped y toda la estructura, y otras cláusulas que al final restan demasiado dinero.

(abajo: Stadio Giuseppe Meazza di San Siro. Construido en 1926. Remodelado en 1939 para los partidos Italia vs Inglaterra e Italia vs Alemania; 1940 para aumentar la capacidad a 125.000; 1952 para el partido Italia vs Brasil; 1987 para la Copa del Mundo FIFA Italia ’90; 1990 para pasar a 85.700 asientos y en 2002 para modernizar la sala de prensa. Posee actualmente 5 estrellas UEFA y capacidad para 85.700 asientos)

La misma situación sufren la AS Roma y la SS Lazio, los rivales de la capital que deben compartir el estadio Olímpico, también propiedad del Comune di Roma, bajo semejantes contratos de usufructo. Los clubes no poseen el estadio y solo lo alquilan para los partidos, lo que significa que no pueden modificar la estructura ni hacer cambios a placer. No pueden modernizar nada porque sencillamente el estadio no les pertenece. Nada más imaginen que apenas hace poco más de un año se instalaron por primera vez torniquetes y puertas de seguridad a la entrada de los estadios italianos.

La infraestructura completa del fútbol en Italia es absolutamente antigua y anticuada. El dilema es que todo forma parte de una filosofía muy arraigada a sus propias costumbres y creencias, las mismas que le dan el incalculable valor histórico y cultural que posee el territorio donde se originó el mayor imperio jamás conocido por el hombre. Modernizar podría significar también tumbar monumentos y derribar construcciones sagradas.

(arriba: Antiguo Wembley Stadium. Construido en 1923 y derrumbado en 2003 para la construcción de la versión moderna. Originalmente con 127.000, al momento de su demolición poseía capacidad para 82.000 asientos)

Pero eso no debería frenarlos. Si no me equivoco, el estadio inglés de Wembley tiene poco que envidiarle al San Siro o al Olímpico en cuanto a historia se refiere. Sin embargo, los británicos no dudaron en tumbarlo para reconstruirlo y modernizarlo. Ese fue el templo donde Cesare Maldini, como capitán del AC Milan, levantó en 1963 la primera Copa de Europa que un club italiano ganaba en la historia del torneo, tal como lo hizo su hijo 40 años más tarde en el más moderno estadio inglés Old Trafford de Manchseter.

Estoy seguro que Cesare, al ver las ruinas del antiguo Wembley mientras se llevaba a cabo su remodelación, sintió nostalgia y ganas de llorar, pero el cambio es necesario. Las leyes de la naturaleza establecen claramente que el cambio y la evolución son procesos continuos y necesarios, no se pueden detener. Todo lo que fue y es, dejará de serlo algún día.

(abajo: Nuevo Wembley Stadium. Construido en 2007. Posee 5 estrellas UEFA y capacidad para 90.000 asientos)

Ojalá se logre algún día (en el futuro próximo, espero) la modernización de los estadios italianos y la construcción de las bases para la prosperidad del fútbol en ese país. Que no les tiemble el pulso si tienen que derribar el Meazza o el Olímpico, templos donde se han visto desfilar leyendas vivientes del deporte más hermoso del mundo; Sigan el ejemplo de Inglaterra y España; los recuerdos quedaran para siempre en la memoria, pero el fútbol debe evolucionar y adaptarse al tiempo cambiante, o perecerá como todas las cosas que se enfrentan a las leyes de la naturaleza.

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