El Bernabéu no decepcionó. Habíamos anunciado un show y eso fue, con todos los ingredientes necesarios: las luces y los ojos del mundo sobre las estrellas del campo, rivalidades históricas, nervios, errores, golazos e incluso Maradona en la grada. Tan bueno fue el show que hasta los aficionados blancos, dolidos por la derrota final de su equipo, terminaron aplaudiendo lo que vieron sobre el campo.
Entremos en detalle. El Madrid tiene una serie de problemas desde hace un buen tiempo, problemas que se han maquillado en los dos últimos años gracias a dos títulos de Liga obtenidos con mucho sacrificio, poco talento y una buena cantidad de suerte. La suerte no ha sido ganar, sino que durante esas dos temporadas sus rivales han tenido un rendimiento tan malo o peor. ¿De qué otro modo se puede explicar que en España sean capaces de vencer sufriendo, mientras que en europa llevan 4 años ahogados en octavos de final?
Empezando desde abajo, el primer culpable es el jugador que se equivoca en el campo de juego. Pero no hablamos de novatos sino de jugadores de la máxima calidad, internacionales en sus selecciones, multicampeones y jóvenes estrellas. Ayer Diarra y Guti perdieron infinidad de balones buscando sus posiciones porque ni Sissoko ni Thiago les dieron espacio, y se vieron en la necesidad de pensar rápido. Así ganó el balón Marchionni y se la dió a Del Piero en carrera hacia el área grande. Cannavaro no lo cerró a tiempo porque estaba solo contra dos (¿se puede saber dónde estaba Marcelo?) y simplemente lo dejó avanzar. Ale la mandó a guardar donde ni Casillas puede llegar, 0-1. En el segundo tiempo Iker cometió un error de libro al poner su barrera, y Del Piero le hizo pagar el precio sin problemas, especialidad de la casa y 0-2. ¿Cuándo vieron por última vez a Casillas, posibe balón de oro, poner mal una barrera? Eso puede ser un simple error humano, pero si todo el equipo se equivoca tan seguido es cuestión de orden y nervios, no de calidad. La línea defensiva sufre mucho porque se encuentra sola en cada contragolpe, el mediocampo es demasiado ofensivo y no la cubre. En estos casos sale el gran ataque a salvar el partido, pero no puede hacer nada si no recibe balones, y ese es otro problema del mediocampo cuando se encuentra con rivales de alto nivel. ¿Si el entrenador no logra ordenar sus piezas, quién lo debe hacer entonces?
Ese orden que le falta al Madrid es precisamente el que tiene la Juve de Ranieri. Luego del difícil comienzo, debido a la gran cantidad de lesionados que hizo saltar los nervios a todo el club, provocando desiciones ingenuas de parte del entrenador que le costaron un par de derrotas, han recobrado confianza y un juego lógico. No tuvo que hacer mucho el entrenador de orígen romano, simplemente poner a sus jugadores en su posición natural y mandarlos a jugar como lo habían hecho durante toda la temporada pasada: defensa alta y atenta (muchos fuera de juego y poco espacio para el rival, pregúntenle a Drenthe y Raúl), mediocampo en línea cubriendo a doble marca el portador de balón (Guti y Sneijder lo sufrieron), y contragolpe veloz con apoyo de los externos Nedved y Marchionni. A todo eso se le añade una rabia y unas ganas de correr por cada balón como si fuese el último de la vida.
Y nadie puede hablar de estrategia sorpresa o genialidad. Esto era una guerra avisada hace meses, cuando se hizo el sorteo de los grupos. La Juve de Ranieri lleva dos años jugando igual, siempre con el 4-4-2, el más simple y más viejo del fútbol. Cada vez que se le ocurrió cambiar le fue horrible y regresó a lo bueno, barato y seguro. A Schuster le basta un reproductor de DVD y una tarde en el sofá junto a sus asistentes para entender cómo juega su rival. Sea porque de verdad no entiende el fútbol, o porque no quiso preocuparse por hacer su tarea, su equipo se mostró sorprendido y superado en el campo. Hay que decirle que esto es la Champions League, el máximo torneo de fútbol del continente a nivel de clubes, y el rival se lama Juventus (incluso sin Buffon, Camoranesi y Trezeguet). Cada error se paga con goles.
Schuster fue contratado hace dos años para sustituir a Capello, que ganó la Liga pero no le imprimió al equipo el juego bonito y fluido que le gusta a la afición blanca (que alguien me diga si ha visto algún equipo de Capello hacer eso). La plantilla sigue siendo la misma del año pasado, cambiando a Robinho por Rafael van der Vaart (una mediapunta por otra). En el Getafe, Schuster logró mostrar un juego vivaz y atrevido, mejorando el nivel del equipo. Pero en el Madrid no lo ha logrado. No ha repetido nunca la misma línea de mediocampistas en dos juegos consecutivos de Liga. En dos años no han apredido a jugar bien en conjunto, siguen sufriendo los mismos males y aún el entrenador dice que estuvieron "tácticamente perfectos" luego de perder 2-0 en casa (esa fue su declaración ante la prensa, no es mentira! vayan a Marca o AS). Yo me pregunto, si en el Getafe Schuster logró mejorar el nivel del equipo, con jugadores "normales", nungún balón de oro ni estrella que se le parezca, ¿por qué le cuesta hacer lo mismo en el Madrid? ¿No tiene suficiente pasta de entrenador para el reto de la casa blanca? ¿O será que lo puede hacer, pero necesita reforzar el equipo con ciertos jugadores que el presidente le prometió y aún están haciendo goles en otro equipo?
Entonces la culpa es de Calderón. Prometió a Kakà, Cesc y Robben para ganar las elecciones, y solo trajo al holandés lesionado. El verano pasado se enamoró de Cristiano Ronaldo y le ofreció el cielo, las estrellas, millones de euros y premios (le faltó el 7 de Raúl y la banda de capitán) pero el portugués no vino. Le hizo ofertas millonarias a Villa y Cazorla pero ambos rechazaron, para que en medio de todo eso Robinho se molestara y se fuera. Hubo declaraciones en público de Schuster pidiendo jugadores que no llegaron, y ahí lo tienen, dos derrotas contra la Juve, complicados en la Champions y viendo al Barcelona en la punta con el Villarreal de por medio. ¿Y ahora? Los jugadores que a veces se descuidan quizás por desespero (Sergio Ramos, Guti, Casillas ayer), el entrenador que no encuentra una solución táctica viable, y el presidente que promete refuerzos pero trae aviones, patrocinantes, giras de exhibición en Asia... La afición se empieza a impacientar y le soltó algunos abucheos y silbidos al equipo por la derrota. Tienen tiempo de hacer reparos, pero la presión de ser el equipo más ganador de la Champions no perdona mucho tiempo. Como dijo el periodista Juanma Trueba en la revista española AS: "lo positivo es que el Madrid no está fuera de nada, solo en el precipicio de todo"
Por cierto, dejé lo mejor para el final. Hace dos años y medio, el Estadio Santiago Bernabéu se levantó en aplausos para reconocer el juego mágico de un jugador rival, después de haber sepultado a los merengues con un par de goles para la historia. Ese jugador era Ronaldinho, con 25 años de edad y la camiseta blaugrana, el año de su balón de oro. Anoche el Bernabéu se volvió a levantar, ante un rival de 33 años, con la camiseta bianconera y el brazalete de capitán, después de haber hecho un par de goles que hundieron a los blancos con la misma frescura de un jóven de 23. Un jugador que parece no envejecer, como su equipo. Ese jugador se llama Alessandro del Piero.
En un par de horas hay Copa UEFA y el fin de semana habrá más fútbol europeo. Que lo disfruten. Hasta el Lunes.
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