Bienvenidos a Suráfrica...
Se acabó la maldición de los cuartos de final para España. Hoy, vestida de azul oscuro, la selección española consiguió avanzar por primera vez en la historia a las semifinales de la copa del mundo. Finalmente tienen derecho a sentirse grandes.
Y es que se lo ganaron, con todas las de la ley. Yo soy uno de los principales críticos y detractores de La Roja, es inútil negarlo. A nivel personal me encuentro siempre buscándoles la quinta pata a la silla, esperando que se equivoquen en su afán de jugar con el balón por el piso, tocando en exceso la pelota y esperando que el rival mágicamente se descoloque y abra un hueco como si fuese Moisés frente al Mar Rojo. El tiki-taka es algo complicado.
En el futsal (fútbol de salón) se juega con 4 en el campo y un portero, dentro de una cancha bastante pequeña y un balón que rebota poco, de modo que la única estrategia para vencer es justamente hacer rodar el balón constantemente hasta que se abre el espacio. España y Brasil son los mejores del planeta en esa categoría, pero la idea de adaptar ese estilo al fútbol en cancha grande es un riesgo. No son las mismas distancias, no es el mismo balón, es otro juego.
La base de este deporte es el error y gana el que se equivoca menos, así de simple. Jugando al estilo clásico (como jugó Paraguay) arriesgas menos y aumentas tus probabilidades de tomar ventaja. Martino puso su equipo hoy en el campo sabiendo perfectamente todo lo que estoy diciendo, porque sabía como todo el mundo que España juega arriesgando a tocar el balón siempre y descuidando los espacios atrás, justo donde más le gusta presionar a la selección guaraní.
Si se dan cuenta, el plan le funcionó a la perfección al Tata Martino: España no vio a Justo Villar por una hora, se ahogó en su propia telaraña de pases horizontales, dejó aislado a su mejor jugador y director de orquesta (Xavi) y se complicó la vida eventualmente provocando un penal. en el papel, Martino hizo su trabajo y es uno de los mejores entrenadores del mundial. Lamentablemente para él, este deporte es sencillamente mágico y ofrece siempre algo inesperado. Martino no podía saber que a Cardozo le temblarían las piernas ante el gigante de Móstoles, porque un especialista como él debería tirar un penal a la esquina y no al centro.
Los que critican a Dunga, Capello, Maradona, Lippi y otros tantos entrenadores testarudos deben agregar a su lista a Del Bosque pues insiste con una formación que simplemente no funciona. Cuando Aragonés dice que esta España no es la misma de la Euro 2008 tiene razón. El Niño Torres nunca debió salir, no era él el problema sino el condenado doble pivote que resulta inútil ante una selección paraguaya que presiona bien alto y dificulta la salida. Del Bosque ha tenido suerte hasta ahora, realmente. Jugando con un 4-4-2 en rombo sin Busquets y con Cesc detrás de las puntas les aseguro que La Roja podría solucionar los problemas ante los equipos defensivos.
Sin embargo, quien no ha tenido suerte sino puro talento ha sido El Güaje, David Villa. Ha aprovechado al máximo cada oportunidad que se ha encontrado y en la mayoría de los casos se las ha buscado. Hoy además, la selección española puede decir que le fue anulado un gol de penal injustamente pues la invasión fue luego del disparo, y luego le fue negado un penal de Villar sobre Cesc justo luego de detener el disparo de Xabi Alonso. Pero la suerte ya estaba echada, los dioses del fútbol no perdonan, porque cuando Cardozo falló es penal ante Casillas mandó al diablo todo el excelente trabajo de la selección guaraní hasta hoy. Esto es fútbol, y el que no los hace los sufre. Bievenida España a la élite de las semifinales de la copa del mundo, y que ruede la pelota.
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