Bienvenidos a Suráfrica...
Se complica la vida de Italia en el mundial, como siempre. El resultado es decepcionante por las opciones a disposición del equipo campeón del mundo y por los errores cometidos, o mejor dicho, el único error. Pero esa es la idea, el que se equivoca paga el precio.
Quitando el error de Cannavaro, el juego de Italia no fue elegante pero ofreció una imagen paralela a la de tantas selecciones que quieren y no pueden. Hay que decir que el gol cayó en medio de una jugada compleja porque existió un fuera de juego ligero, pero es imposible no ver que aún recibiendo un gol en contra la Azzurra era capaz de anotar uno más que el rival, por lo que no podrá ser tomado como excusa el error arbitral (que de paso es parte del juego).
Lippi probó mejorar el ataque por las bandas con el movimiento de Marchisio por izquierda, dejando a Montolivo como el perno del centro del campo en el rol de Pirlo. No funcionó mucho esta opción porque, a mi parecer, Gilardino no se movió con inteligencia hacia las bandas y quedaba siempre ahogado en medio a los centrales rivales. El cambio del segundo tiempo de Lippi explica esta situación cuando entraron Di Natale y Camoranesi.
Quizás la salida de Pepe no haya sido una buena idea, porque Di Natale no ofreció mucho jugando alejado de la portería, pero la posición central de Camoranesi sí fue desiciva pues el italoargentino encontró siempre el modo de conectar con Montolivo y crear ocasiones de gol. La solución era casi siempre el tiro de lejos y quizás debieron buscarlo más seguido, contra una defensa impecable y un portero excepcional, de lo mejor que se ha visto en este mundial.
Las virtudes del rival no son excusas para esconderse tampoco pues un equipo campeón del mundo debe ofrecer siempre mucho más, aunque sea su estilo el de jugar justamente a la contra y ante rivales defensivos no encuentra un modo cómodo de juego. La ausencia de Pirlo se siente más que nunca pues encuentra siempre los balones en diagonal para las puntas.
Para el próximo juego Lippi deberá pensar bien el estilo de juego que más le haga daño al rival, y en este sentido hace falta la mayor velocidad que puede ofrecer Quagliarella junto a Di Natale. Veremos si Italia respeta su tradición de clasificar jugando mal, o si se une a los otros grandes caídos del torneo.
Hasta la próxima y que siga rodando la pelota en Suráfrica.
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